En primer lugar, es importante mencionar que una mujer nace con un número fijo y limitado de ovocitos para toda su vida y que estos, son almacenados en los ovarios y liberados poco a poco durante su vida reproductiva a través del proceso de ovulación.
Los ovocitos se forman cuando la mujer es todavía un feto y durante todo ese desarrollo fetal hasta el nacimiento, se completa este proceso y no se generan más ovocitos.
Mes a mes, durante el ciclo menstrual, varios ovocitos comienzan su crecimiento y maduración, pero solo uno de ellos es liberado del ovario para la ovulación esperando a ser fecundado. Los demás ovocitos que comenzaron a crecer, se pierden a través de un proceso llamado atresia. Por este motivo, mes a mes, la mujer no pierde solo el óvulo que se ovula, si no que se pierden todos los óvulos atresiados. Por ello, la reserva de ovocitos disminuye naturalmente, reduciendo la cantidad y la calidad de los óvulos disponibles.
Este proceso es irreversible y se acelera con la edad: